SEXO A CAMBIO DE AGUA: Un oscuro rostro de corrupción en el sector del agua en África
Nairobi, Kenia | En un dramático giro de los problemas ya conocidos de corrupción en el sector del agua, se revela una nueva y perturbadora dimensión: mujeres y niñas en asentamientos informales de Kibera, cerca de Nairobi, se ven obligadas a participar en prácticas sexuales a cambio de acceso al agua, una violación de sus derechos humanos y una manifestación de corrupción de género que ha pasado desapercibida durante mucho tiempo.
La «sextorsión», como la denomina la Asociación Internacional de Mujeres Jueces (IAWJ), es una forma de explotación sexual y corrupción en la que personas en posiciones de autoridad exigen favores sexuales a cambio de servicios que pueden otorgar o retener. En este caso, proveedores de agua aprovechan su posición para exigir relaciones sexuales como soborno para proporcionar un servicio básico.
La situación se ha exacerbado en los asentamientos informales de Kibera, donde las mujeres y niñas no solo enfrentan coacción y asaltos al buscar agua, sino también seducción y explotación sexual en los puntos de agua. Algunas niñas han sido violadas en estos lugares, y el problema se agrava por la falta de acceso a servicios adecuados de agua, saneamiento e higiene (WASH), lo que ha llevado a casos de embarazo adolescente y abandono escolar.
El problema no es nuevo, pero ha permanecido en gran medida en la sombra. Gracias al movimiento #MeToo, se ha vuelto a poner en el centro del debate, y organizaciones como WaterAid y KEWSANET están tomando medidas para abordar la situación. En septiembre del año pasado, se lanzó el programa «Sexo por el Agua» en Kenya, Uganda y Tanzanía, con el objetivo de reducir la violencia de género en el sector de WASH y abordar el tema del sexo transaccional y la prostitución.
La vicepresidenta del Comité Directivo de SWA destaca la necesidad de una acción colectiva entre comunidades, proveedores de servicios y gobiernos. La violencia de género, la sextorsión y la presencia de proveedores informales de servicios de agua deben integrarse en la legislación y en la iniciativa de monitoreo. Además, se destaca que la sextorsión es una forma de corrupción que debe reconocerse y abordarse.
Este problema no solo afecta la seguridad y asequibilidad del agua sino que también socava los objetivos de igualdad de género y la reducción de todas las formas de corrupción. La conexión entre estos Objetivos de Desarrollo Sostenible resalta la urgencia de abordar esta cuestión crítica que afecta a las comunidades más vulnerables. En última instancia, garantizar el acceso universal al agua es un derecho humano que debe ser una prioridad para todos los gobiernos, y solo mediante esfuerzos coordinados se puede poner fin a esta trágica realidad del «sexo por agua».
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